Inicio esta entrada con un título tan inusual porque ayer dijo adiós definitivamente mi cámara, tras cinco años de aventuras en diferentes lugares de España y del planeta, capeando el salitre de los barcos, el frío extremo del mar Negro, el calor sofocante del desierto, el polvo de los caminos y, en especial, las manías de este fotógrafo aficionado.
Ayer, en Alcázar de San Juan, mi Canon EOS 450D murió de la forma más digna para una cámara: fotografiando gaviotas en un día que, por otra parte, fue poco estimulante. Los milanos negros siguen muy presentes, y el número de sombrías ha descendido dramáticamente a apenas unos centenares. Para colmo, las altas temperaturas diurnas traen consigo hordas de dípteros tempraneros.
Larus fuscus 3cy, N[4·K5]. Anillada por Paul Veron en Guernsey. |
Larus fuscus intermedius/fuscus, 2cy. Anillada en Tromso, norte de Noruega. Las sombrías del norte de Noruega tienen rasgos mixtos entre aves intermedius y fuscus. |
Las cabecinegras como siempre, copando mi atención. Es la mejor época del año para verlas. Ayer conté un mínimo de 12 aves (11 adultos y un 2cy).
Os propongo un pequeño reto: ¿cuántas cabecinegras se pueden observar en la foto inferior? No es tan fácil como parece... :-)
Y como homenaje póstumo a mi difunta cámara, ésta es la última foto que tomé con ella. El obturador ya estaba roto, pero aún así, pudo inmortalizar a esta sombría francesa...RIP
3 comentarios:
¿de muerte natural?. Yo también tengo una 450D.....Una gran compañera.
Te acompaño en el sentimiento, Gabi... Siempre se van los mejores... :-( (snif!)
Si es el obturador, se puede cambiar.
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