viernes, 17 de junio de 2016

Una cuestión de luz

Estoy procesando las fotos de mi viaje a Bulgaria y Rumanía el pasado invierno, y he creído interesante comentaros sucintamente cómo una sola foto puede una impresión equivocada de una gaviota. 

El problema no es nuevo, desde luego. A lo largo de los años, la mejora de los equipos fotográficos nos ha llevado a considerar una foto como prueba suficiente de apoyo a la identificación de una gaviota. Ciertamente, esto ha supuesto un tremendo avance en su identificación y conocimiento. Pero, como en todo, esta innovación conlleva ciertas desventajas.

Una de ellas es fiarnos de una simple foto para identificar una gaviota. En numerosas ocasiones, me han enviado una sola foto para que identificara al ave. Asumiendo que la foto sea de calidad (cosa que pocas veces sucede), esto puedo resultar arriesgado. Veamos un ejemplo.

Esta gaviota cáspica (Larus cachinnans) de 2cy fotografiada en Ruse (Bulgaria), es típica en todos los sentidos. Pero fijémonos en la parte inferior del ala (axilares, borde ataque, infracobertoras de primarias, etc.)


Las axilares son las esperables para una cachinnans de 2cy, con fino vermiculado que va ganando en intensidad hacia el ápice. El resto del ala es muy blanquecina.

Ahora veamos la foto siguiente. Aunque resulte curioso, es la misma gaviota unos segundos después.


El tono del ala se ha oscurecido de forma significativa (los tonos son los originales de la foto). De tal forma que si yo viera esta foto, las axilares y partes inferiores del ala no me servirían para identificarla como gaviota cáspica. Sí, en cambio, la bufanda en el cuello, el ojo y el pico, por ejemplo. Pero no las plumas del ala, cuyo color se solapa perfectamente en esta imagen con las de la gaviota patiamarilla (Larus michahellis).

Espero que esto sirva de ejemplo para aumentar la cautela con las identificaciones "probables" de gaviotas en base a una sola foto. Un saludo, y gracias por leer este blog. 

miércoles, 1 de junio de 2016

Halcones y gaviotas. La lucha por la vida

Me vais a disculpar el título rimbombante de esta entrada, pero me apetecía resumir en una frase lo que os voy a contar. 

El pasado fin de semana estuve en Euskadi, visitando a mi amigo Asier y viendo - como no podía ser de otra manera - la colonia de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis lusitanius) de Getaria. Asier ya me había comentado la presencia de una pareja de halcones peregrinos (Falco peregrinus) criando justo al lado de las gaviotas, y nos preguntábamos si los pollos de gaviota no serían una presa preferente para ellos. 

La dieta de los halcones es sumamente variable y muy adaptable al tipo de hábitat de reproducción. En el casco urbano de Madrid, por ejemplo, aprovechan el recurso trófico que supone la abundancia de aves urbanas como los vencejos, los mirlos, palomas, etc. En Getaria, lo lógico sería que aprovecharan los pollos de gaviota para cebar a sus polluelos, haciendo coincidir el tempo de la reproducción con el nacimiento de los pollitos. 

Y así fue. Bastó media hora para ser testigos de un lance espectacular, que posteriormente se repitió otras dos veces. Con ello, pudimos comprobar que los halcones explotan el recurso que la colonia de gaviotas les prestan: sus crías recién nacidas. Y las cazan en tierra, además. Los infortunados polluelos de gaviota no se alegrarán tanto, por desgracia. Las fotos no son gran cosa, pero son buena prueba de lo que comento. Las tres primeras fotos son de Asier Aldalur.













Fue un privilegio ser testigo de estos lances, de esta lucha por la supervivencia. Un saludo, y gracias por visitar este blog. 


El azulón desencadenado

Gavioteando el otro día por Madrid Río, fui testigo de un lance cuanto menos curioso. No lo protagonizó ninguna gaviota sino dos machos de a...